Integración Política y División de Competencias

"La totalidad no se logra cortando una parte del propio ser, sino integrando los contrarios" - Carl Jung

Desde hace muchos años escuchamos a políticos y muchos otros hablar de convertir a España en un estado federal y de descentralizar para solucionar los problemas políticos de la nación, pero nunca hay una discusión real sobre qué es el federalismo ni la complejidad de la descentralización o por qué España estaría mejor. Estas palabras se usan como palabras de moda, muchas veces indistintamente y nadie parece entender lo que significan.

A menudo, la gente confunde la integración política con la división de competencias, pero se trata de cosas separadas pero relacionadas. La integración política se trata de quién tiene la soberanía política y cómo se transfieren las competencias. La división de competencias se trata de qué competencias tienen los diferentes niveles de gobierno; en una visión simplificada, la división de competencias se ocupa de cuán centralizado o descentralizado es un estado.

Integración Política:

La integración política tiene un espectro lineal con el estado unitario en un extremo, los estados confederales en el extremo opuesto y los estados federales en algún punto intermedio. Formulamos las siguientes definiciones para ayudar a aclarar los diferentes niveles de integración política.

Unitarismo es un sistema de organización política en el que toda la soberanía política está en manos del gobierno central. Aunque la autoridad final la tiene el estado central, los estados unitarios pueden descentralizar y prestar cantidades sustanciales de competencias a gobiernos de divisiones territoriales más pequeñas. Estas competencias prestadas pueden ser revocadas o retractarse en cualquier momento por el gobierno central sin la aprobación de los gobiernos regionales.

Federalismo es un sistema de organización política en el que la soberanía política se divide entre el gobierno central y los gobiernos de divisiones territoriales dentro del estado. A pesar de la creencia común, los estados federales pueden estar muy centralizados con la mayoría de las competencias en manos del gobierno central o pueden estar muy descentralizados con la mayoría de las competencias en manos de los gobiernos de las divisiones territoriales. Independientemente de la división de responsabilidades, tanto el gobierno central como el regional deben dar su consentimiento a todas y cada una de las transferencias de competencias entre ellos.

Confederalismo es un sistema de organización política en el que toda la soberanía política está en manos de los estados que integran la unión. Los estados individuales prestan competencias al gobierno confederal, pero en cualquier momento pueden revocarlas o retractarse. Los estados individuales también pueden desvincularse completamente de la unión confederal bajo cualquier circunstancia, volviéndose completamente independientes, sin necesidad de la aprobación del gobierno central.

Entendiendo estas definiciones, podemos ver que la integración política tiene que ver con la soberanía y cómo se transfieren las competencias entre los diferentes niveles de gobierno. Pero, ¿los sistemas federales son mejores que los sistemas unitarios?

De un vistazo, el federalismo suena genial. Estamos repartiendo soberanía y por lo tanto poder. Sin embargo, hay evidencia que sugiere que los estados unitarios tienden a obtener mejores resultados que los estados federales en prácticamente todos los indicadores de desarrollo político, económico y humano, según lo encontrado por los politólogos John Gerring, Strom Tacker y Carola Morena

En su investigación,sugieren que la razón más probable por la que los estados federales podrían no funcionar tan bien es que requieren que diferentes niveles de gobierno estén de acuerdo para que ocurra el cambio, lo que ralentiza el proceso de cambio que se necesita.

Tiene sentido, vivimos en un mundo de cambios y uno que parece cambiar a un ritmo cada vez más rápido. Para hacer frente a esta realidad, las constituciones deben ser flexibles y adaptarse según las necesidades del momento. Al distribuir la soberanía política entre los gobiernos centrales y regionales, ralentizamos la capacidad de transformación.

Dependiendo de cómo esté diseñado el sistema federal, las regiones con partidos en el poder que no cooperan podrían abusar del sistema para tomar como rehén cualquier cambio. Similar a cómo lo hacen ahora los partidos regionalistas sin escrúpulos, pero estarían empoderados para hacer más daño.

Dicho esto, se necesita más investigación para ser concluyente y, como en todas las ciencias sociales, siempre hay excepciones. Un sistema federal bien diseñado podría funcionar para España. Suiza es un gran ejemplo de un estado altamente desarrollado que tiene un sistema federal.

División de Competencias:

"No hay pecado en delegar. El pecado es tratar de hacerlo todo". - Déborah Roberts

La división de competencias se trata de lo que le corresponde a cada nivel de gobierno, por lo que es mucho más complejo ya que no existe una línea unidimensional para representar la opinión porque cada competencia merece su propia línea dimensional, lo que debe centralizarse, lo que debe dividirse y lo que debe descentralizarse puede ser diferente para cada competencia, por lo que hay una gran cantidad de combinaciones posibles que no se pueden representar en una sola línea o incluso en 3 dimensiones.

Solo imagine cómo usted y otros dividirían las competencias para cada una de las siguientes categorías: policía, energía, agua, salud, seguridad social, infraestructura, educación, finanzas, justicia, comercio, investigación y desarrollo. Las posibles combinaciones utilizando estas categorías no podrían ser representadas en una línea de centralización-descentralización.

Eso es solo con esas categorías simplificadas, pero puede notar que no profundizan lo suficiente, ya que podemos dividirlas en más de una subcompetencia. Usemos la competencia de la policía como ejemplo. La subcompetencia del crimen organizado probablemente estaría mejor en manos de la policía nacional, pero los delitos menores pueden estar mejor en manos de la policía local. La infraestructura también se puede dividir. La planificación urbana y la vivienda están mejor en manos de los gobiernos locales, pero las carreteras, los ferrocarriles e incluso los aeropuertos pueden estar mejor en manos del gobierno central.

A pesar del constante bombardeo de palabras de moda como federalismo y descentralización, ya debería quedar claro que no es tan simple; necesitamos tener una discusión real sobre cada competencia y pensar en qué nivel de gobierno estaría mejor; más importante aún, necesitamos hablar sobre la relación entre los diferentes niveles de gobierno, cuáles son sus roles y cómo podemos crear un sistema de partes complementarias.

Cuando se habla de diferentes niveles de gobierno, puede ser mejor definir primero sus roles reales antes de dividir las competencias. Tomemos un sistema con dos capas de gobierno: gobierno central y gobierno local; podríamos crear un sistema donde el gobierno local asume la mayoría de las competencias jugando el rol de diseñador y ejecutor de políticas y que el gobierno central juegue el rol de juez de eficacia de la gobernabilidad local y protector de derechos.

Por ejemplo, los gobiernos locales podrían asumir la competencia de la educación, cada región podría hacer su programa de educación; el gobierno central puede entonces comparar las regiones y analizar la efectividad y el éxito de cada uno de los sistemas educativos de las regiones, y del análisis se podrá hacer un ranking donde habrá programas que aparecerán en la parte superior y otros que se colocarán en la parte inferior, entonces, el gobierno central podría obligar a los gobiernos regionales con puntajes bajos a modificar su programa educativo, crear uno nuevo o adoptar uno de los programas con puntajes altos creados por otra región.

De esta manera, los gobiernos locales pueden optimizar y adaptar los programas a sus regiones, pero estar sujetos a los estándares y verse obligados legalmente a cambiar cuando los programas no alcanzan los objetivos.

Por supuesto, eso no significa que el gobierno central deba actuar únicamente como juez. Algunas competencias están mejor en sus manos: la defensa, las relaciones exteriores, la seguridad social, la regulación del correo y la regulación del comercio serian competencias exclusivas del gobierno central.

Independientemente de cómo se dividan las competencias, necesitamos diseñar un sistema que cree una sinergia complementaria entre el gobierno local y el central. Creemos que al permitir que los gobiernos locales diseñen sus propias políticas junto con un gobierno central fuerte que juzgue la eficacia local e impulse el cambio, podamos crear un sistema vibrante y exitoso.


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