Sorteo y la Sabiduría del Pueblo

“Es posible que los muchos, aunque no sean buenos individualmente, cuando se juntan sean mejores, no individualmente sino colectivamente, que los que lo son…” - Aristóteles, Política

En nuestro artículo sobre el problema con los políticos, hablamos sobre cómo los atenienses veían la democracia como un sistema, donde todos los ciudadanos tenían la oportunidad de participar en la toma de decisiones y el gobierno de los asuntos del estado. Elegir representantes no era democrático, sino oligárquico para ellos porque los ciudadanos comunes no podían decidir sobre los asuntos de su estado sino que relegaban su poder a una élite.

Pero hay un problema, ¿Cómo se aseguran los atenienses de que 30.000 a 60.000 ciudadanos elegibles tengan la oportunidad de participar en el gobierno del estado? ¿Te imaginas debatir legislación con 60.000 personas? Necesitarías un estadio (del tamaño del Betis) para acomodar a todos e incluso así sería difícil escuchar la opinión de todos. Pero los atenienses fueron inteligentes y propusieron la insaculación, o el sorteo, como solución

¿Qué es el sorteo? El sorteo es el método de llenar cargos públicos mediante la selección aleatoria de un grupo de candidatos. Lo que significa es que, en lugar de que los candidatos sean elegidos por voto público o seleccionados por élites, los candidatos son seleccionados por lotería para ocupar un cargo político. El sistema de gobierno ateniense era increíblemente complejo y evolucionó mucho a lo largo de los años para explicarlo en este breve artículo; sin embargo los atenienses utilizaron el sorteo para seleccionar miembros a consejos legislativos y judiciales (como la Boule y la Heliaia) y para seleccionar magistrados del grupo de ciudadanos elegibles. También tenían una asamblea popular no sorteada (la Ecclesia) que tenía un límite de 6000 escaños pero estaba abierta a todos los ciudadanos que desearan unirse.

Un diagrama del antiguo sistema de gobierno ateniense del siglo IV antes de cristo.

No solo los atenienses, muchas de las repúblicas de Italia, como Venecia, Florencia y algunas ciudades de Lombardía, utilizaron el sorteo para seleccionar a los miembros de los consejos. Algunas ciudades de Suiza utilizaron el sorteo para seleccionar alcaldes.

España también tiene un historial de sorteos en política. El sorteo se utilizó en muchos ayuntamientos de la Corona de Aragón con el fin de elegir magistrados en el siglo XIV. Fernando el Católico estableció el sorteo en la Generalidad de Cataluña, el Ayuntamiento de Barcelona y varios municipios de Cataluña en 1498. Fuera de la Corona de Aragón, el sorteo se utilizó en La Mancha, Murcia, Extremadura y Navarra. Desafortunadamente, el uso del sorteo, en los diversos Reinos y Principados españoles, fue eliminado por los Decretos de Nueva Planta (1716).

Hoy en día, el sorteo se utiliza principalmente para la selección de jurados, principalmente para juicios penales pero también para ciertos juicios civiles. En España, el sorteo también se utiliza para designar a algunos de los magistrados de la junta electoral, para elegir testigos expertos en juicios y para elegir al diputado que emitirá el primer voto sobre la investidura del Presidente. También vemos cada vez más sorteos en forma de asambleas de ciudadanos que se utilizan en toda Europa para debatir y diseñar políticas sobre todo, desde el cambio climático hasta la planificación urbana o para designar cómo se debe gastar el presupuesto del gobierno. La Conferencia del Futuro de Europa fue una asamblea de ciudadanos seleccionados por sorteo que se formó para generar ideas de cómo reformar la UE.

El sorteo tiene una larga historia y todavía se usa hoy en día, pero la mayoría de ustedes probablemente esté pensando: "¿Vamos a dejar que la fortuna dicte nuestras leyes y nuestro futuro?" En cierto modo sí, pero no exactamente. Hay formas en las que podemos usar el sorteo de manera inteligente para mejorar nuestras instituciones y el resultado de la legislación.

Entonces, ¿Cómo podemos usar el sorteo?

Además de las formas en la cual España ya utiliza el sorteo, podemos utilizarlo para mejorar el sistema de justicia, especialmente en los juicios que giran en torno a la corrupción política y el abuso de poder. ¿Cuántas veces hemos visto a políticos corruptos salirse con la suya sin enfrentarse a la justicia? ¿Cómo pueden enfrentar consecuencias reales cuando seleccionan a los jueces? Imagínese a ciudadanos normales seleccionados por sorteo para formar un jurado que juzgará a los políticos en casos de corrupción. Los políticos corruptos y los trabajadores públicos se verían obligados a enfrentarse a la justicia bajo el escrutinio de un jurado popular. Los juicios por jurado ya existen en este país, pero rara vez se usan y ya no tienen competencia en casos de corrupción desde que la administración Rajoy les quitó esa competencia en el 2013.

También podemos reducir la corrupción en nuestro sistema de justicia mediante el sorteo para seleccionar a un juez de un grupo de expertos que tienen más de 10 a 20 años de experiencia en el área legal del caso y no tienen relación (personal o profesional) con el acusado o demandante. Al usar el sorteo para seleccionar jueces, se vuelven libres de actuar en conciencia en lugar de hacerlo por voluntad de aquellos que los ayudaron a obtener el puesto o por temor a perder su escaño en una elección. También podemos reducir los sobornos en nuestros tribunales seleccionando jueces el día del juicio por sorteo.

En el poder legislativo podemos utilizar el sorteo de dos formas: para seleccionar expertos para un consejo de expertos y para seleccionar ciudadanos para una asamblea popular.

Ya describimos en El Problema con los Políticos cómo esperamos demasiado de los representantes electos que no saben lo suficiente como para crear una legislación detallada sobre cada asunto; en su lugar, podemos crear consejos de expertos que seleccionan por sorteo a candidatos de un grupo de expertos en el área de la legislación en cuestión por ejemplo, digamos que queremos reformar nuestro sistema de sanidad; podríamos crear un consejo compuesto de médicos, enfermeros, técnicos, científicos y administradores de hospitales para diseñar la reforma, de esta manera tenemos verdaderos expertos en el tema diseñando nuestras políticas en lugar de políticos expertos en nada más que marketing y oratoria.

Es bueno que los expertos diseñen la política, pero todas las políticas deben ser revisadas y aprobadas por el pueblo. De esta manera, los ciudadanos comunes pueden contribuir a las reglas y políticas del estado y garantizar que sus derechos e intereses estén protegidos. No es realista celebrar un referéndum cada vez que se necesita aprobar una ley. Sería una pérdida de tiempo y recursos, por lo que lo mejor es formar una asamblea popular, compuesta por ciudadanos seleccionados por sorteo, cada vez que se necesita aprobar una nueva ley. Los ciudadanos seleccionados analizarían y aprobarían la legislación diseñada por los expertos.

Al reemplazar las cámaras electas por las sorteadas, se reduce todo el bagaje que proviene de los sistemas electorales. Para empezar la falta de inclusión: si tienes una asamblea popular lo suficientemente grande, la mayoría de los puntos de vista y las clases socioeconómicas estarán incluidas sin necesidad de recurrir a toda la población. Estadísticamente, una asamblea popular seleccionada por sorteo sería generalmente más representativa de la sociedad española que cualquier parlamento electo.

También reduce el antagonismo, la división, el odio e incluso la radicalización que los políticos nos imponen para tomar o mantener el control, ya que no hay necesidad de echar la culpa para proteger una imagen para ganar unas elecciones. Se reduce la corrupción por el mero hecho de que los miembros sean seleccionados por lotería liberando a los seleccionados a ser libres de votar según su conciencia y no estar vinculados a ningún partido político o donante rico.

Hablando de corrupción, ¿Cuántas veces hemos visto a amigos y familiares de políticos ser contratados para cargos en instituciones públicas o sus empresas privadas contratadas por el Estado? Podríamos evitarlo mediante el sorteo para formar comités populares que aprueben la contratación de nuevos trabajadores públicos y la contratación de empresas privadas para los servicios públicos.

Hemos explicado las posibles formas en que podemos usar el sorteo, pero ¿Qué evidencia hay de que las personas seleccionadas por sorteo puedan tomar buenas decisiones?

Juzgamos mal a las personas comunes; los humanos tienen fallas y son propensos a caer en sesgos cognitivos, pero eso incluye a los más inteligentes. Dicho esto, el individuo promedio no es tonto y colectivamente somos más inteligentes que cualquier individuo.

El estadístico británico, Francis Galton, haría ese interesante descubrimiento en la feria rural de Plymouth de 1906, donde se llevó a cabo una competencia para adivinar el peso de una vaca, para su sorpresa, descubrió que la respuesta mediana dada por los concursantes estaba dentro del 1% del peso real. Este experimento se ha realizado una y otra vez y cada vez el colectivo logra la respuesta correcta.

No es solo el peso lo que se ha utilizado para probar la inteligencia y la sabiduría de un colectivo también en cuestiones aún más complejas como los problemas combinatorios, de orden, y de bandidos con múltiples brazos. Muchas empresas aprovechan la sabiduría de la multitud para mejorar productos, servicios, publicidad y predecir la evolución del mercado para realizar inversiones.

¿Por qué un colectivo lo suficientemente grande y diverso es inteligente cuando los individuos que lo componen tienen una inteligencia media? Es simple, porque todos y cada uno de los seres humanos lleva consigo experiencias, conocimientos y sabidurías únicas y legítimas. Todo el mundo, independientemente del nivel de educación o inteligencia general, sabe algo que otros pueden no saber y, colectivamente, ese conocimiento puede generar sinergias y crear totalidades complementarias.

Es como los ciegos que cada uno toca una parte diferente de un elefante. Individualmente, su percepción de lo que es un elefante se limita a la parte que tocaron. Sin embargo, juntos pueden describir cómo es realmente un elefante.

Una caricatura de la famosa parábola de los seis ciegos inspeccionando una parte única del elefante y tratando de averiguar qué es lo que están tocando. Uno toca los colmillos y piensa que es una lanza. Otro toca el tronco y piensa que es una serpiente. Un tercero toca las orejas y cree que es un abanico. El cuarto toca una pierna y piensa que es un árbol. La quinta persona toca el cuerpo y piensa que es una pared y finalmente la sexta persona toca la cola y piensa que es una cuerda. La parábola nos enseña que todos somos ciegos a la realidad absoluta pero todos llegamos a tocar una parte de la verdad y por lo tanto cada uno ve la realidad de un angulo diferente que no es menos valido que el angulo de otro.

La teoría está bien, pero ¿en práctica? La mayoría de los participantes de las asambleas ciudadanas dan valoraciones positivas de ellas y de su experiencia. El participante promedio creía que eran muy democráticos, legítimos y carentes de graves luchas internas personales y acusaciones fuera de tema que se encuentran regularmente en las cámaras electorales de hoy. La respuesta común fue que las asambleas de ciudadanos eran mejores para encontrar soluciones, eran mejores para comprometerse y más rápidas para llegar a un consenso que sus cuerpos legislativos electos.

Cuando se les preguntó si pensaban que las asambleas de ciudadanos deberían formar parte del proceso legislativo, más del 90% de los participantes opinaron que sí. Hubo una amplia variación sobre cómo deberían implementarse las asambleas de ciudadanos en el poder legislativo, pero la mayoría de los participantes las aprobaron.

El sorteo no resolverá todos nuestros problemas pero es una alternativa interesante que vale la pena estudiar y poner en práctica. Podría ayudar a crear un sistema político que sea más equitativo y eficiente. Podría ser clave para limpiar este país de la corrupción.


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